Ya no recuerdo cuándo dejaron de publicarse aquellos emblemáticos dibujos y viñetas en que al gran capitalista, banquero o político se les pintaba como cerdos disfrazados con ropajes decimonónicos, todos ellos de alto copete, ensortijados, con bandas cruzadas sobre un chaqué de pingüino y fumando puros habanos, es decir: de la mejor calidad. Lo he recordado ahora por que en vez de en un dibujo aparecen en una inconmensurable lista de especuladores financieros, ladrones de guante blanco, aprovechados patriotas de conciliábulos ociosos, padres de una patria desechada y demás ralea de mejor vivir a costa de la Hacienda Española, que como puede comprobarse, sin lugar a error, no somos todos.
La que llaman “lista Falciani”, con los nombres de miles de evasores fiscales y millones de euros defraudados (al parecer no todos) en un solo banco suizo, que se andan publicando estos días, no es más que la enésima y más escandalosa evidencia de una conducta pendenciera que escuece tanto como el robo a manos llenas que se ha llevado a cabo en nuestro país de todos los fondos públicos habidos y por haber. Son ellos los que nos han calentado las orejas durante la falsa crisis con sus monsergas moralizantes y nos exigían esfuerzos sobrehumanos a los demás. Alguno de ellos está en la cárcel después de decir que “para acabar con la crisis, lamentablemente, había que trabajar más y cobrar menos”.
Esto, que no es nada novedoso, como dice Montoro, a la sazón, empecinado ministro de Hacienda y muñidor de una amnistía fiscal a favor de los defraudadores, ya venía de lejos. Los Gobiernos de la alternancia PP y PSOE tuvieron en sus manos tan estrafalaria lista y la ocultaron vilmente mientras trapicheaban con una parte de los enrolados para intentar sacarles algo, bien poco, pues fueron 260 millones de los cuales 200 fueron sobre el caso Botín cuya familia aglutinaba más de 2.000 millones de euros en cuentas opacas suizas. Sin embargo aquí tenemos a la muy ponderada vicepresidenta Soraya culpando a Juan Carlos Monedero (dirigente de Podemos) poco menos que del deterioro de la sanidad o la educación en vez de cuantificar el destrozo que se podía haber paliado con el cobro a tiempo a todos estos facinerosos que ahora aparecen en la opulenta “lista Falciani”
Se llenaban la boca de patriotismo los que no tienen más patria que su cuenta bancaria en Suiza, Andorra o cualquier paraíso fiscal. Cuatro mil españoles, ricos, ricachos, famosos, privilegiados, le quitaban la cartera a su país mientras agonizaba en el suelo. Estos son los que luego se cuadran con la palabra España. Los de la ley y el orden. Se les hincha el pecho para cantar “Suiza, patria querida”. Son legión y su divisa es todo por la pasta.
Se han hartado de repetirnos que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades, que si no podías afrontar tu hipoteca no haberte metido, que trabajemos más y cobremos menos y resulta que son ellos los que viven por encima de nuestras posibilidades, se enriquecen porque trabajamos más y nos pagan menos, nos quitan la casa y aún nos cobran la deuda pero no pagan la que tienen con la sociedad.
Y en este escenario ¿las cuentas de Juan Carlos Monedero y su regularización fiscal son para tener la repercusión que están teniendo? Recordemos que siguen abriendo portadas de diarios de referencia y de los otros y copan las programaciones y las conversaciones. No hay vez que se conecte con un debate y no aparezcan ejemplares de una jauría en la que se reconocen notables sustentadores de corruptos acreditados, vociferar contra Monedero o Podemos. Monedero suscita declaraciones tan desorbitadas y ridículas como éstas (de políticos de partidos pringados) que le comparan con Bárcenas. O la flagrante desigualdad de trato por parte de los poderes del Estado apoyando la prevaricación del ministro Montoro que, con todo el descaro del mundo, se dedica a filtrar datos reservados y amenazar a contribuyentes mondos y lirondos.
FLORO. La pizarrera. 14.2.2015