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TEMA: PODEMOS: LA FRAGILIDAD DEL SISTEMA
PODEMOS: LA FRAGILIDAD DEL SISTEMA 8 años 10 meses antes #217
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Hay una frase demoledora para estos tiempos de cuyo autor lo único que sé es que es extranjero, pues olvidé apuntar su nombre. Error garrafal tratándose de un documentalista por poco avezado que sea en el oficio. Decía esta frase que “los políticos y los pañales tienen una cosa en común. Han de ser sustituidos regularmente y por las mismas razones”. Esta sencilla reflexión, que nunca tuvo visos de cumplimentarse, es hoy el paradigma que bulle por doquier en todos los lugares de nuestro país. La corrupción sistémica y consuetudinaria impide que el foco de la información nacional discurra por los grandes dilemas políticos y sociales que tiene España, más allá de las frecuentes declaraciones, que llaman populistas, de aclarar que lo sucedido en estos tiempos aciagos de crisis institucional, política y social son culpables los de la “casta”, sin otra consideración que la de enumerar los síntomas de unas consecuencias casi catastróficas propiciadas por los representantes de una oligarquía que se reforzó en los años 70 del pasado siglo con el engaño masivo de convertirnos en demócratas de toda la vida con la inestimable ayuda de las “castas” de la derecha europea y norteamericana.
Sin embargo, nadie osa determinar que algo o bastante de culpa tendríamos los votantes por aupar al poder a partidos ya entonces corruptos hasta el tuétano. No olvidemos que en el periodo del 93 hasta el 96 del pasado siglo, con el PSOE en el poder desde el 82, los casos de corrupción también ocupaban el mismo puesto en el ranking de las mayores preocupaciones de los españoles (hoy el segundo puesto, detrás del paro). Así y todo, los votantes castigaron a los socialistas, pero no les hicieron perder las elecciones, es decir: los votantes no vieron en tanta corrupción la posibilidad de hacer limpieza, como ahora reclama Esperanza Aguirre con todo el morro del que dispone, que no es poco. Fue en el año 1996 cuando el recién creado Partido Popular, proveniente de las filas de Alianza Popular, formaciones creadas ambas por Manuel Fraga, el instigador franquista, consiguió la caída de Felipe González. Les tocaba la baza a los oligarcas de toda la vida que habían estado esperando su turno del bipartidismo mutante y la alternancia a los nichos del dinero público. Este parecer, que fue y es tan público como notorio, no ha desalentado nunca a los votantes que siguieron votando masivamente (véase que hasta las últimas elecciones europeas, el bipartidismo corrupto por acción u omisión –de ello viene el “…y tú más”– estaba avalado por el 83% de los votantes. Con la crisis todo saltó por los aires. Entramos en una dinámica económica de descomposición y de unos gobiernos que priorizaban salvar bancos y su propio culo y no personas, a la vez que emprendían los mayores planes de austeridad y recortes de las últimas décadas, cuyo efecto ha sido contar con una de las mayores tasas de desempleo y pobreza del mundo occdental. La situación para varias generaciones se convertía entonces, no en un retraso en las condiciones de emancipación y acceso a la vida adulta, sino en una ruptura de cualquier posibilidad de futuro que garantizase unas condiciones de vida dignas. Las cifras de paro se dispararon provocando que las condiciones laborales fueran aún peores. Esta situación ha conducido a que no haya expectativas de futuro, convirtiendo a varias generaciones en las generaciones perdidas, generaciones obligadas a emigrar forzosamente como ya lo hicieran otras hace más de 40 años. Con este panorama, es evidente que hay una ruptura sociológica entre los votantes de honradez política y los partidos del latrocinio público, mientras la crisis económica y política que atravesamos también es una crisis generacional. Por eso, la gran mayoría de espacios de respuesta, como el 15M, que reivindicaban que la democracia estaba secuestrada por unas élites privilegiadas que empobrecían a la mayoría, son espacios fundamentalmente conformados por personas de una generación que ve como se les está negando su país. Una generación que cada vez se siente menos vinculada a las instituciones que surgieron de la Constitución del 78 que no tuvieron ocasión de poder votar y que no les está garantizando derechos fundamentales como el derecho a un trabajo o a una vivienda. Esto, sin duda, ha sido el caldo de cultivo en el que se ha configurado Podemos y otras organizaciones civiles al amparo de la desesperanza que produce la actual política corrupta y antidemocrática. Podemos ya ha alcanzado, y sobradamente, uno de los principales objetivos que se ha marcado en su reciente asamblea: el de ocupar la centralidad política, si no de un modo ideológico, sí de manera práctica, porque ya está en el centro de todos los debates que merecen tal nombre. No tanto en los que aparecen en los medios, que son los menos y además están muy sesgados por la necesidad del espectáculo, sino los que tienen lugar a puerta cerrada, a veces con documentos y sondeos expresamente elaborados. No pocos de esos cenáculos están conectados con los grandes poderes económicos, que empiezan a inquietarse por el fenómeno. Sobre todo porque hasta ahora no se les ha ocurrido ninguna vía por la que podrían tratar de controlarlo, que es a lo que están acostumbrados a hacer en política. Las opiniones hoy en el mundo de los politólogos y sociólogos que han trabajado siempre cerca del poder empiezan a estar divididas. Hasta hace poco casi todos ellos coincidían en que, al margen de las groserías y manipulaciones de algunos, que no merecen mayor atención, Podemos iba a ser algo pasajero, un sarampión que terminaría curándose, por muy agudo que pudiera parecer en algún momento. Hoy algunos ya no lo tienen tan claro. Porque ven que cada día se agrava el deterioro del sistema, su sistema, que querría contener a Podemos, porque comprueban que es cada vez más difícil frenar la creciente ola de rechazo popular al mismo sistema, que es de lo que se nutre la nueva fuerza política. Cuánta razón tenía mi compañero Juan Z., cuando intentaba convencerme hace ya tiempo de que el concepto de izquierdas y derechas había prescrito. Gracias. Siempre fuiste un visionario. FLORO. La Pizarrera. 25.10.2014 |
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